Dádivas quebrantan peñas

El todo vale

Estoy harto de comprobar en Cataluña cómo la propaganda independentista vomitada las 24 horas del día por TV3 y los tropecientos medios de comunicación subvencionados por el Régimen totalitario de la Generalitat logra que muchos catalanes no vean la Realidad así la tengan a un palmo de sus narices. Por ello voy a echar mano de un ejemplo, pero expuesto desde un punto de vista ideológico radicalmente opuesto al único que contempla esta gente fanatizada, que copa casi enteramente las plazas de funcionariado en las distintas administraciones locales, comarcales, autonómicas y de las diputaciones, con el fin de dejar en evidencia las absurdas excusas que ponen los radicales independentistas para cometer todo tipo de atrocidades en las mismísimas instituciones públicas. Hace pocas horas he comprobado cómo en un pueblecito próximo al Montseny han cerrado a los contribuyentes o usuarios una biblioteca pública con el pretexto de no compartir la sentencia dictada por un señor tribunal de justicia. Te imaginas que un ayuntamiento gobernado por un grupo de esos muchísimos catalanes que creen que el movimiento independentista es lo más semejante al nazismo que existe actualmente en Europa recibe un revés judicial en su pretensión de ilegalizar a los partidos adscritos a esta insolidaria ideología y decide como protesta cerrar una semana el Hogar de los Pensionistas de su localidad. Visto desde otra perspectiva quizá haya alguna posibilidad de que un fanático secesionista considere absurdo obrar de semejante manera, ¿verdad? Volviendo a la realidad del ejemplo expuesto anteriormente de la biblioteca cerrada por motivos arbitrarios, otra vez los catalanes honrados tendrán que pagar a los funcionarios que cobrarán sin prestar servicio alguno a los contribuyentes por capricho de unos políticos fanatizados en el separatismo. ¿Delictivo? Pues, si es denunciado y posteriormente considerado por un tribunal de Justicia punible, sí. Pero si fuera como fuere eso no es destinar caudales públicos a un uso alejado de su función al tiempo que una utilización partidista de las instituciones públicas y una forma más de perjudicar a los usuarios de dicha biblioteca que venga Dios y lo vea.