Dádivas quebrantan peñas

"Democracia" por las bravas

No cabe duda de que lo del “hashtag” mundial #SomEspanya de una de las redes sociales más importantes del planeta (Twitter), en plena efervescencia independentista durante la celebración de la Vía Catalana, no es más que el reflejo de una de las muchas caras que conforman la poliédrica realidad. No obstante, parece meridianamente claro que los ciudadanos que no están a favor de la independencia de Cataluña son una inmensa mayoría en todo el territorio español. Hoy por hoy, todo parece indicar que eso es así y nadie en su sano juicio sostendría lo contrario. Por eso a Artur Mas, President [de los independentistas] de Cataluña, no le interesa en absoluto solicitar la celebración de un referéndum, para lograr la secesión de Cataluña del resto de España, donde reside la soberanía nacional. En consecuencia, trata obstinadamente que una hipotética consulta sobre un asunto que afecta al conjunto de los españoles se presente solo en un ámbito territorial anómalo al marco jurídico vigente.
Asimismo, tampoco cabe duda de que la siguiente analogía, utilizando uno de los deportes con más seguidores del planeta (fútbol), viene como anillo al dedo para complementar lo expuesto anteriormente. Sería algo así como que un club de fútbol resuelva, en un decisivo lance del encuentro que disputa, subir al marcador un gol materializado, deliberada y descaradamente con la mano, por el delantero local. Por supuesto, todo ello obviando la correspondiente infracción y la consiguiente expulsión del jugador en cuestión, decidida por el colegiado arbitral designado para la contienda deportiva, porque los representantes de la junta directiva del conjunto local presentes en el palco de autoridades han decidido de modo unilateral modificar el reglamento solo para ese preciso y oportuno momento. De tal manera que las reglas fijadas de antemano a la celebración del encuentro de nada servirían ante la totalitaria decisión de los máximos mandatarios del club que juega en casa. Y, por si lo anterior fuese poco para calcar la actitud que muestra últimamente la casta que dirige a los independentistas de Cataluña, aún se podría añadir que, para acallar las indignadas protestas del equipo contrario y el puñado de seguidores desplazado para la ocasión, podrían incluso refregarles que cuentan con el aval “democrático” de la mayoría de los presentes en el estadio en el que realmente se disputa el encuentro.