Dádivas quebrantan peñas

Derecha e izquierda, conceptos ideológicos II

Hoy por hoy, en la compleja sociedad en la que convivimos confluyen infinitas peculiaridades, intereses, afectos... que cincelan un panorama sociopolítico que otorga al témino "anacrónico" el adjetivo que mejor define la bifurcación que trata de encauzar a las corrientes políticas actuales bajo los epígrafes "izquierda" y "derecha". Este tema ya debió sembrar de inquietud al filósofo Ortega y Gasset cuando sin arrobo alguno espetó sobre esta dicotomía que era una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil. Un servidor, cuidando las formas, iría más lejos al afirmar que todavía existen quienes no satisfechos con lo anterior aun deforman la realidad para dar acomodo, en el uso de sus "responsabilidades", a toda condición de medidas políticas en el seno de sus "aparentes" tendencias respectivas. De este modo se ha podido constatar que propios y extraños no mostraban empacho alguno ante cierto partido autocomplaciente con su aureola progresista cuando aprobaba hace más de una década cambios legislativos que precarizaban enormemente las condiciones laborales de sus ciudadanos. Cambios éstos que en el entorno de la Unión Europea bien quisieran para sí muchos partidos denominados de derechas. El mismo partido que empecinado en mostrarse como de izquierdas vuelve por sus fueros en estos momentos cuando trata de hacernos creer que resulta beneficioso para la "objetividad" (requisito que debe imperar en la selección y contratación de personal en las diferentes administraciones públicas) que resulte condición sine qua non pasar una entrevista personal amén de otras tantas medidas englobadas en la futura Ley del Funcionariado para endurecer las normas que rigen un colectivo tan significativo de asalariados. Principalmente cuando queda de manifiesto, en casos que recientemente han saltado a los medios de comunicación, que para ubicar a cargos públicos con responsabilidades políticas se barajan ciertos requisitos que poco casan con la idoneidad y preparación para la función a desempeñar. Todo ello desde una formación política que porta la seña de identidad en el propio nombre. En contraposición, en el ámbito nacional, hace escasas semanas el líder de cierto partido de derechas acabo de marear la perdiz al apuntar que su formación, en el último Congreso celebrado, abogaba por políticas de centro y reformistas. Máxime cuando días atrás para oponerse a un mal Estatut para progresistas de pro (excelente Estatut, por el contrario, para conservadores y superlativo para retrógrados al uso) en el Congreso apeló a los valores propios de sus oponentes, esto es, la izquierda. ¿Hallán ustedes la lógica en tanto despropósito? Pues un servidor les confiesa que aún anda cariacontecido. Ante este número no sé por qué me viene a las mientes la afirmación del santo de Aquino que aseveraba que las leyes injustas no eran en absoluto leyes sino actos de violencia. Para concluir, les suplicaría encarecidamente que no se sorpredieran si a renglón seguido alguién, de los que aquí leen, pregunta: pero en definitiva, Eduardo, usted como asociado de "Ciutadans de Catalunya", ¿cómo se definiría... de derechas o de izquierdas?