Dádivas quebrantan peñas

Sociedad enferma

Si a lo largo de nuestra Historia Contemporánea puede apreciarse diáfanamente una sociedad enferma (trayendo a colación la expresión que, del momento actual en Catalunya, ha puesto de relieve Boadella) ésta la hallamos, sin lugar a dudas, en nuestro país tras la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Aquella abrumadora cadena de infortunios originó en la sociedad de la época una afección psicológica colectiva cuyas secuelas, según el parecer de algunos historiadores, se han venido arrastrando hasta hace pocas décadas. Entre los coetáneos del funesto acontecimiento surgió una generación de intelectuales con una actitud vital que acabó por espolear al resto de sus conciudadanos. En Catalunya, basándonos siempre en la afirmación del genial director teatral que pone de manifiesto que la sociedad está afectada por un virus nacionalista, podemos trazar la siguiente extrapolación bajo una línea irónica. Fiel reflejo de ello lo encontramos al analizar los medios de comunicación actuales en Catalunya. A la vista de lo anteriormente expuesto, ¿Podemos declarar que éstos padecen de bromhidrosis? En efecto, (generalizando, con todo el riesgo de equivocarse que esto comporta) algo huele mal cuando constatamos cómo en los últimos lustros, éstos, en su mayoría, silencian a quienes no comulgan con la verdad suprema del nacionalismo-independentismo. De forma acusada ha subsistido una coercitiva norma tácita por la cual, entre otra serie de cosas, cierto dirigente político se permitía el lujo de decir a los periodistas lo que tocaba aquel día y lo que no. Así, lo habitual era que ciertas noticias cargadas de un cariz antropológico (no en el sentido lato de la palabra) tuvieran una difusión desmesurada; y otras, desafectas al ideario nacionalista-independentista, lo contrario. En nuestra Comunidad, mientras no ha existido un grupo de intelectuales que se ha erigido en voz discrepante, éste orden de cosas, para la mayoría de nuestros conciudadanos, ha pasado, las más de las veces, desapercibido. Ahora, tras casi un año en el candelero, la cuestión está abierta a debate en los diarios, radios, televisiones... pero aún no se ha logrado evitar que pervivan ciertas reminiscencias. Prueba inequívoca de ello la encontramos en los actos no nacionalistas que empiezan a menudear desde hace unos meses (algo impensable años atrás). En la mayoría de los casos no hallan eco en ciertos medios de comunicación, pese a que cuenten con una afluencia de público notable. Eso que en otras latitudes tendría obligatoria difusión en los medios... aquí, en el peor de los casos, ni mu; en el mejor, se distorsiona el número de asistentes. Ahora bien, ¿qué repercusión imaginan ustedes tendría que se celebrase una reunión de amigotes en Barcelona para celebrar el aniversario del primer usuario catalán "catalán" de una compañía aérea que operaba años ha entre Kaohsiumg (Taiwan) y Auckland (Nueva Zelanda)? Seguro que no tienen que estrujarse el magín, ¿verdad?

Un cordial saludo.