Dádivas quebrantan peñas

Hilvanando razón

Apenas pasados los comicios para el Parlament, los políticos empiezan a rebasar el siempre impreciso margen que separa la ulterior campaña electoral de la próxima. Dado el corto período de tiempo que media hasta las votaciones municipales, en breve, se dará paso a la mortificante incomodidad de tener que sentir a los señores que optan a la reelección empecinados en deformar la realidad hasta hacerla medianamente digerible a los ciudadanos. Aquellos que ostentan el Poder, simultáneamente, advertirán, a quienes no estén dotados de la lucidez de la que ellos "sí" hacen gala, de cuán conveniente resultaría que la acechante y redomada "fiera" que osa arrebatarles la vara de mando no alcance tan anhelado fin. Los partidarios de poner énfasis en captar votos valiéndose de la primera de las premisas anteriormente mencionadas, en esta ocasión, no lo van a tener fácil, al menos, en localidades que, como en la que reside quien con humildad emite este parecer, presentan, de un tiempo a esta parte, un acusado deterioro del civismo en el seno de sus calles. Si, como un servidor, quien esto lee, gusta de rascar esa delgadísima pátina que envuelve los mensajes con los que nos bombardean, desde cualquier plataforma donde se asienta el Poder, para dejar al descubierto sus verdaderas intenciones, sólo le restará cerciorarse de cuál es la opinión presente en el pueblo llano sobre la situación por la que atraviesa su municipio para posteriormente cotejarla con la propia y, en consecuencia, ejercer su derecho al voto o, por el contrario, su legítimo derecho a no votar. Por consiguiente, si opta por el último caso, no se preocupe... su inclinación política quizá quede, incluso, más explícita a los sordos oídos de quienes nos gobiernan.




Gracias, Albert

A pesar del indecible esfuerzo que, entre todos los que simpatizamos con esta apuesta en pos de la Libertad (Ciutadans), hemos realizado para portar este proyecto a un destino llamado Parlament, del éxito de tan arriesgada empresa tan sólo se nos debería atribuir un escaso cinco por ciento. En la modesta opinión de quien esto afirma, el restante 95 % se debe colocar en el haber de Albert... Boadella (por favor, interpreten los infinitos e imaginarios espacios en blanco que median de esta parte del panegírico hasta el punto final [.] en sendas cerradas ovaciones y exclamaciones de admiración en reconocimiento a quien ha hecho gala de una osadía e integridad moral sin parangón en nuestra querida Catalunya).